¿PODRÍA UNA PIEDRA DE OTRO PLANETA HABER CAUSADO LA SODA DEL EPECUÉN? EL MISTERIO DE LA ARTEMIA SALINA Y DE LA SODA DORADA.
Con este sugestivo y altisonante titulo se abrió en las instalaciones de la Casa de la Cultura una serie de charlas organizadas por la Fundación de la Soda con el fin de mostrar todas las teorías poco difundidas sobre el lago Epecuén y la soda. Durante cuatro días se juntaron los investigadores de la zona que defendían una forma diferente de ver la realidad y el pasado de la región, siempre desde el punto de vista paranormal. De Macachín, La Pampa, vino Fabían Romano, quien no hacía mucho había sacado una fotografía inquietante de un ser que al parecer no era de este mundo. También estuvieron presentes el astrólogo Rodolfo Valentino, autor del libro “Lago Epecuén-Carhué-OVNIS”, investigadores de toda la región, y como invitado especial, el director del Museo, Gastón Partarrieu, quien había recibidido una advertencia del Dr. Alfredo López Lecube:
-Vas a rifar todo tu prestigio si te juntas con estos transnochados. Para alguien como vos y dentro de uun pueblo chico como Carhué, si te metes con el tema ovni, sonaste. De ahí ya no se vuelve y van a tratarte como loco. Te advierto Gastón, el Consejo no comulga con esta clase de ideas, pero vos hacé lo que te parezca mejor, yo sé que vos sos un hombre que no cree en estas fantochadas.
Lorenzo Schweppo era como una especie de moderador, y a él le tocó abrir la charla, fue él quien intentó resumir todo lo que allí se podría oir en estos tres días de disertaciones. En un primer lugar, habló de la experiencia de Rodolfo Valentino, este polémico investigador que había aceptado el reto –el durísimo reto- de ser astrólogo en Carhué y que defendía algunas ideas impresionantes que había volcado en su libro, en él aseguraba varias cosas impactantes, en una de sus tantas vigilias nocturnas por la Villa le había llamado la atención una piedra que brillaba en la zona donde había estado el Plage Hotel, asombrado por aquella visión, se acercó hasta el lugar y comprobó que se trataba, en efecto, de una piedra. Pero no una piedra normal, su olfato le decía algo más, y así fue que, tras analizarla llegó a la conclusión de que no era una piedra de este mundo, concretamente, se trataba de una evidencia de que en la antigüedad al lago Epecuén lo habían visitado seres extraterrestres. Valentino defendía la teoría de que todas las virtudes del lago Epecuén habían sido puestas allí por seres de otro planeta, en la antigüedad los tehuelches que habitaron estas costas habían tenido contacto con estos seres y habrían venerado al lago por sobre todas las cosas. La presencia extraterrestre en el lago era evidente incluso hoy día. Los flamencos rosados, la riqueza salina, la fuerza geométrica bajo las capas del lago, las nubes que lo sobrevuelan, los fenómenos meteorológicos y hasta gran parte de las frustraciones carhuenses tenían su causa en la presencia marciana, pero quizás la evidencia de que visitantes de otros mundos crearon el lago resultaba de la enigmática aparición en décadas pasadas de la artemia salina, que es un pequeño molusco que sólo crece en condiciones muy especiales. Para el astrólogo esta criatura casi invisible no es un ser terrestre, y en todos los lugares del mundo en donde se halla siempre hay antecedentes de avistamientos. Para el caso de Carhué contaba con la prueba que habia obtenido entrevistando a Julio Alberto Fernandez Badié, quien aseguraba, había conocido a un alemán que había “pescado” durante años la artemia salina en la costa noroeste del lago. Este aleman habría obtenido esta información porque un humanoide que habría salido del Epecuén se lo comunicó cuando caminaba por la zona donde en aquellos años estaba la Epecuen Ville, cerca del hotel Villa Gorostegui. Rodolfo Valentino asegura que –todo según Badié- el aleman estuvo varios años recolectando la artemia salina. Sea por la causa que sea, luego se fue y nunca más se lo volvió a ver en la costa epecuense, esta desaparición fue simultánea a la de la artemia salina, nadie pudo volver a hallar un solo ejemplar. Estos episodios no pasaron por alto para Valentino y asegura que el mismo humanoide que le comunicó sobre aquellos seres marinos, lo abdujo y lo llevó. El lago Epecuén sería, según el mismo autor, una puerta hacia la cuarta dimensión, y la comprobación estaría dada en la existencia de un aureamineralizada que tendría el lago, sobre esto, también hace hincapié en que este fenómeno sería incluso aumentado por un campo magnético que actuaría como protector del lago y de su zona de influencia. Por este motivo Carhué hasta el día de hoy está aislada y en el lago en la antigüedad y más aún en nuestro pasado cercano, se habría protegido de “influencias malas”, para Valentino la inundación del 85 fue una “desición” que tomó el lago para dar por terminada su explotación turística, ya que los seres que lo hicieron jamás tuvieron entre sus objetivos que este lugar se diera a conocer, todo lo contrario, Epecuén y la zona siempre estuvieron protegidos por este manto de agua milagrosa, este recinto único en el mundo se creó como entrada a otro mundo y como una muestra de la naturaleza bondadosa de estos extraterrestres.
La explotación turistica del lago jamás fue bien vista por los creadores del lago y así lo puede atestiguar un hotelero que horas antes de que el mar salado sobrepasara el terraplén, en sueños tuvo la visita de un extraño hombre que le decía que el lago ya estaba enojado, y que se despertaría, este despertar del “espíritu” del lago fue el que ocasionó la catastrofe que todos conocemos y lamentamos hasta el día de hoy. Para los creadores del Epecuén, la industria que se había formado alrededor de “su” lago iba en contra con la misión por la que se había puesto este espejo de agua milagroso en la tierra, que era la de beneficiar a unos pocos, aquellos que se conectaran con la escencia del lago. Los indios tuvieron una relación muy estrecha y entendieron esto, pero la llegada del hombre blanco significó un cambio muy grande. Desde que el piloto de la Real Marina, Pablo Zizur en 1770 viera por primera vez el lago, en su diario deja entrever que los tehuelches que moraban la zona no abandonban nunca el lago San Lucas como lo llamó, las inmersiones era casi permanentes y para Valentino, aquellos antiguos habitantes de nuestra zona pasaban casi todo el dia flotando en la superficie dellago, saliendo luego blancos de sal. Aquella visión asombró a Zizur quien además habría visto algo mucho más misterioso que esto, habría visto la presencia de los extraterrestres, para el astrólogo los seres de otro mundo habrían tenido aquí una colonia en esos años, por eso la situación de Carhué fue tan importane para los vorogas y cuando Calfucurá llegó a estas tierras no fue a Mesallé porque allí estaban los caciques sino porque había un rumor que en Mesallé se escondían los creadores del lago, para Valentino el hecho de que nadie quedara vivo en la matanza de Mesallé respondió a una sola idea: asesinar a los enemigos, a la sazón un obstáculo para los planes de Calfucurá, pero tambien, terminar con los seres que salian del lago y que habían vuelto invencibles a los vorogas. Por eso Mersallé es un lugar que aún hoy esconde misterios y en sus médanos podrían estar los restos de los unicos seres extraterrestres que han pisado y vivido en nuestro planeta. Calfucurá era además un brujo y tenía poderes paranormales y habría conocido los secretos de estos seres mágicos del Epecuén y no sólo esto, habría utilizado este conocimiento para sus planes. No se puede explicar sino de esta forma cómo este cacique asoló durante cuarenta años las pampas argentinas. Su poder invencible –y el terror que le tenían sus propios hermanos de sangre- se fundamentaba en el manejo de estas mancias de otros mundos y hasta es probable que conociera la guarida subterránea de aquellos que eligieron esta región para establecer una puerta hacia dimensiones desconocidas, el mismo Valentino asegura que en alguna parte del partido de Adolfo Alsina, con más seguridad cerca del Lago Epecuén y en la zona de Carhué para más precisiones, exista una ciudad subterránea, una fuente de energía y un santuario en donde se hallaría la famosa Veta Madre, que sería ni más ni menos que una piedra similar a la que halló por la zona del Plage Hotel, y que daría origen a la soda del lago y a todos sus maravillosas virtudes, en la zona también existen una serie de entradas secretas a este templo, para el astrólogo, en la Villa Epecuén se hallaba una de estas puertas en la zona de Radium Ville, otra en la de Epecuen Ville, y una tercera en uno panteón del cementerio que está bajo las aguas, posiblemente Nicolas Bifano halla conocido una de estas entradas y sea esta la causa del por qué tuvo tanta calidad su soda. Carhué misma estaría asentada sobre una seria de tuneles y cámaras secretas. Esto se explicaría en la caída de la napa freática en el año 1986, por la inundación del Epecuén, y porque el lago tendría una gran extensión subterránea, estos escenarios secretos, habrían causado el “derrumbre” de Carhué, al ser consultado por este mismo estudioso, el Sr. Esteban Fasolo de Fasolo Hnos, la firma que en aquel año hizo las obras para paliar esta trágica situación aseguró que en algunas calles se toparon con sótanos que no estaban declarados y que serían las avenidas subterráneas que quedaron bajo las aguas.
Tambien en la mesa estaba sentado Fabían Romano representando al Ceufo, el Centro de Estudios UFO, quien es el autor de una fotografía que ha dado la vuelta al mundo. La fotografía, de la que nos hemos referido en otra ocasión en este libro muestra a un extraño ser alzando vuelo junto a un avión en el aeródromo, esta imagen documenta lo que muchos chacareros y peones de estancia han estado observando, este animal, tendría su morada en nuestra zona y los mapuches ya habrían tenido conocimiento de él. Distintas tradiciones que han llegado a nuestros días bajo la forma de mitología o leyendas darían comprobación de la existencia continua en la historia de la zona de estos seres. Para el estudioso de Macachín es innegable que en toda la región la actividad extraterrestre es importante, y lo ha sido aún más desde 1985. En el año de las inundaciones, se intensificaron los avistamientos. Concuerdan con Valentino en que la causa de la inundación del Epecuén se debió a una razón que escapa a la explicación de la suba del nivel en la cuenca de las Encadenadas. Lo que aquí hubo fue un factor que no se puede hallar en este mundo. La zona entera entra en actividad en ese año.
Para hallar un poco de equilibro, el Lic. Gastón Partarrieu estableció una serie de hechos históricos carhuenses que dieron fundamento a su teoría, que no acepta actores fueras de este mundo, sobre las constantes tragedias de Carhué y su zona. Fue dando ejemplos de las cosas que comenzaron siendo hechos importantes y por incendios, desidia de los hombres, malas decisiones, o causas que él llama “del destino” terminaron por sellar su suerte. Pueblos abandonados antes de existir, caminos, parajes, fábricas, y un sin fin de ideas que han tenida la misma desgraciada suerte, “pareciera que la zona está destinada a la tragedia, que una sombra de mala suerte acompaña a lo que se intenta hacer, pero esto no quiere decir que halla una maldición, todo lo contrario, pero si, y a juzgar por los antecedentes históricos, podemos decir que Carhué y su zona han tenido una notable tendencia a caer en un proceso de fracaso” Gastón, que atrajo la atención de gran parte de la concurrencia, se limitó a fijar los puntos más salientes de su teoría, y trató siempre de despegarse de los demás panelistas. Lo que él estaba explicando no argumentaba la existencia de seres de otras galaxias, sencillamente las tragedias sucesivas habían ocurrido y cada cual estaba en libertad de tomar cualquier significado de lo acontecido, así fue como enumeró los casos y e hizo hincapié en una constante: los incendios. “Carhué está marcada por el fuego, quizás podamos decir que todas las cosas que no pudieron progresar tuvieron una experiencia ignea. El fuego ha sido en nuestra reciente historia, una constante. Los casos emblemáticos son los que tuvieron que pasar los cines y los teatros. Yo no digo que algo anormal suceda aquí, pero sí es evidente que el fuego se ha presentado en una forma casi selectiva, existen cosas que aquí no han podido desarrollarse porque el fuego las ha impedido, la lista es larga y podemos nombrar al hotel y cine Epecuén, el hotel Roma, el teatro Español, el Molino Harinero… el fuego allí estuvo presente. Y después hay cosas que han tenido lo que llamo el tipico destino carhuense, es decir, cosas que se han topado con el fracaso, ya sea por obra de la naturaleza o del hombre. Es como si a Carhué se le permitiera crecer pero hasta ahí nomás, a lo mejor algo de razón tiene acá el amigo Valentino que dice que algo o alguien quiere proteger a la zona, porque ha pasado en toda su historia, el caso del palacio Gallo, la desaparición de tantos parajes y pueblitos, el hipódromo local, lo que está sucediendo en La Chacra, el hospital Hidrotermal, La Celulusa Carhué, la industria láctea, pensar que aquí se produjo leche, quesos y manteca, los vinos Del Valle, todo lo que sucedió en la Villa Epecuén, es definitiva, hay muchas cosas que han tenido y siguen teniendo ahora el típico destino carhuense, o han desaparecido, o se han abandonado. Lo cierto es que no están y nosotros estamos cada vez más aislados”
EL ERUCTO FLOTANTE
Gastón Partarrieu es un gauchazo, una excelente persona y es la memoria de Carhué. Con él el paso del tiempo se asegura que la historia tiene un aliado. Es el director del Museo y además, hijo de don Partarrieu, dueño y panadero legendario de la Francesa, la panadería más importante en Carhué, y esto no es poca cosa. Desde 1884 está en San Martín al 1000 entyre R. Sáenz Peña y Pellegrini. Gastón trabaja allí y en el Museo y sus días son los de un ejecutivo de alguna ciudad capital. Anda de acá para allá, y todo el tiempo está haciendo algo por su Museo y por Carhué, nadie sabe más ni tiene mejor memoria que él, y para hacer un cuadro completo de este hombre con todas las letras, es un gran amigo y le gusta el buen vino.
Gastón escribe en Nueva Era, presenta libros, habla con los turistas en el Museo, conoce como nadie los secretos de la Villa Epecuén y de ese lago que domina la vida de la zona, y reparte el pan de la panadería familiar. Si uno le pregunta dónde estaba el fuerte General Belgrano, él no sólo te lleva al lugar, sino que te hace un recorrido histórico hasta quedar completamente saciada tu duda, si necesitas saber qué marca de vino se tomaba en 1911, es capaz de buscarte una botella de ese vino para que la veas y la sientas. Tiene sabiduría y un enorme conocimiento de la historia carhuense. Ese es su don, la memoria y la capacidad de leer y recordar todo, demás está decir que sobresale en una sociedad que no puede hacer más verlo y saludarlo y desearle buen día, ya que Gastón está siempre metido en algún proyect y siempre, sin tiempo. Aunque, como los hombres talentosos, se hace tiempo para todo, y disfriuta de los asados con amigos. En el Museo tiene que soportar la presión del Dr. Alfredo López Lecubé, pero tiene libertad y es un gran empleado que sabe muy bien hasta qué punto tirar la cuerda, en definitiva, es un personaje de Carhué que en algún momento tendrá su merecido monumento. Carhué no sería igual sin él, la ciudad le debe mucho.
Nadie más sabe sobre el mal de soda y las consecuencias que ha tenido en la historia. El mal de la soda es probablemente uno de los misterios más grande de Carhué. Los primeros habitantes que caminaron la zona de Mesallé, tuvieron las primeras experiencias de este extraño fenómenos que nadie ha sabido explicar y que en aquel entonces, era de esperar, se adjudicaba a una mancia natural. Los pampas de Mesallé venían regularmente al Epecuén para flotar en sus aguas. Gastón Partarriue ha sido el primero en investigar estos hechos que han quedo registrados en algunos diarios de viajeros de la época y en las actas de juzgados de paz de a región, así, aparece el primer suceso referido al mal de la soda que a su vez nos hace pensar que existía con anterioridad. En 1886 se denuncia que un grupo de indios, quizas los últimos sobrevivientes de esta región y unos cinco gauchos luego de permanecer por varias horas en el lago salen con síntomas extraños como cambios de voz, tembloñres y “alunados van por todo el pueblo haciendo estragos” en el mismo hecho se refiere que entre los indios no era nada anormal porque en la antiguead “los padres de sus padres entraban en trance con el agua del lago”Dos años más tarde se repite el mismo hecho pero al parecer con mayor peligrosidad porque consta en el juzgado de paz que los vecinos de Carhué se unieron y patrullaron el rancherío armados para protegerse de un curandero que andaba con un grupo de gente, luego de zambullirse al lago, salían del agua “transformados” Este grupo de personas respondían a una persona que se hacía llamar “el médico del agua fría” y su método consistían en hudir al enfermo en una bañadera con soda del lago fría, al parecer luego de esta zambullida el convaleciente sufría un trance y la enfermdad se iba. Pero hay varios enfermos que no resistieron esta inmersión y murieron, por eso este sujeto tenía pedido de arrestro por ejercer en forma ilegal la medicina, y así, a lo largo de la historia se puede ver de forma directa los efectos del mal de la soda. En los últimos años, y gracias al empeño de Gastón Partarrieu se hizo un relevamiento a todos los bañistas del lago y turistas que llegaron en las última temporada para ver las experiencias de cada uno, pero mucho mejor para recabar datos sobre hechos relacinados al mal de la soda que hallan pasado en la antigüedad, bajo formas de anécdotas familiares o de relaciones de amistad. Este extenso trabajo, producto de más de 1000 entrevistas, se presentó en el Museo y fue el propio director quien expuso los resultados. El trabajo, que se puede conseguir en el Museo, se llamó “El Mal de la Soda, el caso del Palacio Gallo, sus repercusiones en Carhué” donde Gastón relata lo sucedido en el histórico palacio Gallo, y en donde se sucedieron una serie e desafortunados hechos relacionados con el mal de la soda que terminaron con la demolición del palacio. Fue la residencia de Levalle cuando en 1882 aún permanecía en la ciudad para ver de cerca la construcción de Carhué, pero tambien para darse los baños en una pequeña pileta que se hizo hacer dentro de la residencia, allí bebía de esa soda a la vez que la usaba para renovar las energias, según cuentan que su hija en el lecho de muerte, cuando Levalle estaba en Buenos Aires, le pidió que le trajera soda del lago para hundirse y morir bajo los efectos del mal de la soda. Aurelia Levalle, no accede a los pedidos de su padre y en 1902 muere. Al parecer, muy apenada por esto, Aurelia junto a Pedro Gallo, regresan a Carhué y comienzan una serie de reformas al caserón, principalmente, hacen una habitación con una pileta techada en donde ponen soda del lago para realizar allí baños, quizás Aurelia intentó de esta forma homenajear a su padre, pero no fueron felices los años alli de la familia porque se rumorea en las calles de aquella Carhué que era más que unas pocas cuadras de casas precarias que el matrimonio regularmente tiene peleas y se oyen toda clase de gritos a toda hora, según se puede saber, los gritos eran de Aurelia Levalle y provenían de la pieza en donde tenían la pileta con soda del lago. Fuentes de la familia Gallo aseguran que había días que se quedaba horas enteras bajo la soda epecuense y entraba en ataques de llanto y desesperación. Alrededor de 1895, con Levalle vivo pero en Buenos Aires en el palacio sucedió un episodio misterioso, Aurelia se quedó accidentalmente por más tiempo en la tinaja de su padre con soda, y entró en crisis, al parecer bajo los efectos del mal de la soda, queriendo matar a su sirvienta. La joven, descendiente de indios ranqueles, se fue corriendo y el hecho tomó estado público cuando los vecinos se enteraron y marcharon armados a la residencia donde, según algunos, se oyen disparos. Pedro Gallo tuvo que salir a explicar y al parecer logró el objetivo de frenar la escalada de violencia. Años más tarde, la situación lejos de mejorar, empeora con la muerte del Levalle, Aurelia no enecuentra consuelo y en 1908 la familia Gallo Levalle abandona el palacio y Carhué. Cuenta Partarrieu que desde ese año hasta 1924 no hay registros de alguna actividad en el palacio, al parecer, y a juzgar por ese vacío, podremos decir que permaneció cerrado. Demasiadas cosas habían pasado bajo esas paredes de casi un metro de espesor. Hay que esperar a 1924 para volver a saber del palacio, en ese año fue comprado por una sociedad que lo usó como hotel, realizandole muchas mejores y dejandolo como un verdadero palacio. El hotel, por razones obvias se llamó “El palacio” y fue el primero en Carhué que ofrecía una pileta con soda del lago, pero el emprendimiento no funcionó, sabemos que los problemas con el mal de la soda fueron las razones por la que en 1929, el hotel cerrara y a juzgar por un aviso aparecido en el diario El Pueblo, se ofrecía en alquiler. Al año siguiente se produce el remate judicial y el palacio pasó a manos de Blythe Simpson y durante quince años queda totalmente cerrado al público y en estado de abandono. La fama del palacio Gallo no era muy buena y muchos aún pueden recordar las anécdotas que se contaban en Carhué, la más conocida relataba la presencia de una dama que se paseaba por las ventanas llorando, siguiendo con la versión popular, se trataba del espíritu de Aurelia Levalle. Lo cierto es que, fantasmas o no, nadie quiso habitar el palacio y en 1946, con la explosión del turismo en la Villa, y debido a su excelente ubicación, cercana a la estación de ferrocarril (el palacio se hallaba ubicado en el predio de cuatro manzanas que iban desde el boulevard Alsina a Roque Saénz Peña hasta Laprida a Ramón Razquin, teniendo su por Pelegrini) el lugar está en la mira de muchospara realizar una demolición con el fin de lotear terrenos para la construcción de casas. Pero el comisionado local Eliseo Rettori interviene y manda al ejecutivo provincial el proyecto para que se lo declare patrimonio histórico, tramite que no fue aceptado. Es de suponer que algo sucedía con el palacio porque su suerte estaba echada. Cansado de no poder usarlo ni venderlo, su propietario, Blythe Simpson lo vende a una compañía de demolición de Buenos Aires quienes en 1950 proceden a la demolición total el palacio, según cuentan, fue arduo el trabajo porque las paredes no podían destruirse por la picota. Parecía que el palacio se defendía de la acción porque resultaron heridos muchos obreros y surgieron un sin fin de inconvenientes, enfermedades, accidentes y toda clase de hechos muy difíciles de explicar con la lupa de la razón. La compañía, ante estos sucesos decide dejar la demolicón al ras de sueolo porque la base del palacio era irrompible. Así fue que en 1953 se talan sus jardines y se produce la venta de 128 lotes en lo que fueran las cuatro manzanas del predio.
El mal de la soda ha acompañado a Carhué y a la ahora inundada Villa Epecuén desde el inicio de su historia, aunque desde la tragedia de 1985 la composición del agua del lago tuvo un ligero cambio con la legada en masa de tanta agua dulce, por lo que el efecto se fue atenuendo y en nuestros días es menor. Pero qué es el mal de la soda:
Es común aquí que todos los hoteles tengan una pileta con soda del lago. Allí los turistas se dan su chapuzón, experimentan la flotación y se les enseña a hacer la terapia del eructo flotante, pero no en todos los hoteles la soda está a la temperatura justa ni tampoco en todos la terapia es hecha como se debe hacer, con cuidado y en el momento justo porque puede causar alguna la indeseada consecuencia del mal de la soda, perjudicial al organismo. La soda de Carhué es curativa y de eso nadie puede dudar, pero todo lo que hace bien hace mal si uno se excede, por eso no se recomienda una inmersión no mayor a treinta minutos, debiendose realizar el eructo flotante en la última etapa de la misma, y no más de una vez porque la concentración de sal y de gas carbónico del agua es tal que produce el efecto conocido como mal de la soda, y tan frecuente entre los turistas que visitan por primera vez nuestra ciudad: la perdida temporal de memoria.
Hay hoteles en donde la soda presenta mayor concentración de gas y fundamentalmente está artificialmente calefaccionada, el efecto que nosotros hemos dado en llamar “mal de soda” se presenta con más contundencia, es decir, que una vez bajo esta secuela la duración en el tiempo es más larga, por eso hay que ir a hoteles en donde exista la seguridad de la presencia de algún clase de atención médica y terapéutica idónea, y en donde la soda no se halla a elevada temperatura, y sólo cuando se está seguro de poder dominar el eructo flotante hay que realizar esta saludable terapia que garantiza no sólo un relajamiento de los músculos sino hasta milagrosas curaciones de una ampia gama de enfermedades.
¿Cómo se debe hacer el eructo flotante?
La inmersión debe hacerse gradualmente, los hombres en shorts y las mujeres en mallas enterizas, una vez que se tiene todo el cuerpo en la pileta, hay que buscar la flotación, y por lo menos quedarse en ese estado por veinte minutos sin beber ni un sorbo de soda, hay que flexionar y extender el cuerpo, abriendo las extremidades como buscando la unión entre los brazos y los piernas, haciendo un imaginario y lento, pausado círculo. Se sentirá una leve y clara sensación de levedad, como si el cuerpo no pesara nada, cuando se siente esa laxitud entonces hay que mover muy despacio la cabeza hasta buscar la soda, beber un trago de soda, volver a rotar la cabeza a su posición original, es decir de cara al cielo, hacer un buche, tragar la soda y eructar con la menor timidez posible, abriendo bien la boca pero también dejando atrás los prejuicios, estamos hablando de una terapia y no juzgando una conducta, dejar entonces que el eructo salga con la mayor libertad posible, para que de esta manera el aire que expulsa el cuerpo contenga la mayor cantidad de gérmenes. Cuanto mayor y màs real es la libertad con la que se produce el eructo más grande es la purificación conseguida por medio de la soda del lago Epecuén.
Pero si se hacen dos eructos con un tiempo corto de ejecución entre ambos, es probable que se produzca el mal de la soda, o por ejemplo si uno trata de meter la cabeza bajo el agua, o si se nada tambien debajo del manto de liduido por espacio de más de media hora, allí es cuando se produce el mal, y una vez fuera de la pileta, se tenga el indeseable defecto de la perdida temporal de la memoria, si se respetan estas normas, la mágica soda del lago no tiene ningún efecto adverso, todo lo contrario, es milagrosa y purificante, dadora de vida y custodia de la salud humana, pudiendo el visitante realizar la cantidad de eructos que su cuerpo pueda sostener, de ahí que la purificación ideal es la inmersión en el lago. La soda necesita del cielo abierto para completar su círculo virtuoso saludable.
El secreto de la soda del Lago Epecuén, la vida en la frontera pampeana, la magia del aire salino de ese mar perdido en el mapa bonaerense, la vida en un pueblo encantado, Carhué....
34 años, Tauro. Nacido en Entre Ríos. Vive en La Boca, y la región pampeana lo hechizó.
las historias de nuestro campo son las verdaderas historias para contar y entender nuestro país.